viernes, 8 de febrero de 2013

La fiebre del aceite de piedra (Petróleo)


El 28 de agosto de 1859 en la campiña de Tutisville en Pensilvania, un hombre gritaba: dólares, dólares es lo que sale del subsuelo. Era William Smith, un antigua ferroviario quién había construido el instrumento con el cual era posible hacer brotar del subsuelo el “aceite de piedra” (petróleo) que cambiaría nuestras vidas.
En realidad el petróleo se conoce desde hace miles de años. Hace 3 mil años AC, asirios, sumerios y babilónicos utilizaban el betún (petróleo filtrado naturalmente hasta la superficie de la tierra y secado al sol)  como mortero en la construcción y para engaste de joyas.  Hacia el año 300 AC, los chinos utilizaban el petróleo (descubierto casualmente al excavar yacimientos de sal) con fines medicinales. Los cronistas españoles del siglo XVI describen el uso que los aborígenes de México hacían del chapopote (betún que sale del mar) como incienso para perfumar templos, como pegamento y medicina. En 1272 Marco Polo describe un culto que se venía dando por 200 años en la península de Baku en el Mar Caspio, era un culto al fuego que se daba en torno a  “hogueras eternas” (manantiales petrolíferos que ardían noche y día).
Pero ha sido en el siglo XIX cuando se apreció el verdadero potencial que representaba este recurso líquido de la madre naturaleza.  En 1850 James Young químico industrial escocés, patentó un procedimiento para la obtención del aceite de piedra a partir del carbón y de las pizarras bituminosas. Luego refinó el producto con parafina, a tal punto de comenzar a sustituir el aceite de ballena. Es así que en Gran Bretaña y otros países se instalaron plantas transformadoras junto a las minas de carbón. Y aquel fue el momento en que  Edwin Drake emprendió sus perforaciones para la obtención de aceite de piedra natural.

Cuando el petróleo era ecológico

Explorando Pensilvana, en 1854, el geólogo anglocanadiense Abraham Gesner notó que a partir del aceite de piedra que afloraba espontáneamente de fracturas de las rocas, era posible fabricar un combustible de olor muy fuerte pero capaz de sustituir con éxito el aceite de ballena de las lámparas domésticas. La economía de los pioneros americanos prosperó durante 200 años gracias al aceite de ballena, pero diezmó las grandes colonias de cetáceos. Así, el aceite de piedra representaba la alternativa ecológica a implementar para lograr el equilibrio con la naturaleza.

El primer pozo petrolífero

En 1857 un ingeniero de apellido Ferris, patentó un nuevo tipo de lámpara de aceite que consumía muy poco combustible, y convencido del futuro promisorio de su invento, Ferris inició una serie de excavaciones para extraer el aceite de piedra del subsuelo, adquiriendo para tal motivo grandes cantidades de tierra en Pensilvana. Luego de un arduo año de excavaciones y de realizar agujeros, solo se encontró agua, sal, minerales, pero ni rastro del aceite de piedra.
Cerca de los terrenos donde se realiza infructuosamente la búsqueda del aceite de piedra, existía una compañía minera extractora de sales cuyo propietario Samuel Kier, no dudó en venderla cuando se percató que junto a la sal salía a la superficie un elemento contaminante de característica líquida oscura y viscosa, que le causaba muchos problemas a su negocio. La compañía de Samuel Kier fue adquirida por Edwin Laurentine Drake, un ex controlador de boletos en los barcos a vapor de la época.
Drake al adquirir la mina de sales, contrató de inmediato a Willam Smith para que realizase un sistema de perforaciones para extraer el verdadero tesoro de las tierras. La estructura del pozo para la extracción del aceite de piedra, que fue ideada por Drake, y bautizada con el nombre de “derrick”, tuvo como inspiración un patíbulo que fabricó un verdugo londinense del siglo XVI llamado Derrick.

La fiebre del aceite de piedra

Meses después de la construcción del primer pozo de extracción, la fiebre del aceite de piedra recorrería América. La primera producción de aceite de piedra, fue destinada por completo a la iluminación y vendida a 20 dólares el barril, pero pocos años después tras el descubrimiento de nuevos yacimientos y aumento de la oferta, el preció cayó abruptamente a 10 centavos el barril. En 1865 se construyó el primer oleoducto de 8 kilómetros. Posteriormente, los ritmos de extracción del aceite crudo crecerían vertiginosamente, desde los 2 mil barriles al año (en 1880) hasta los 85 millones de barriles que se extraen hoy en día, sólo en los Estados Unidos.

Situación actual

En la actualidad se producen alrededor de 75 millones de barriles de petróleo por día, y se espera que al 2015 se llegue a un punto máximo de  producción de 90 millones por día, con la consecuencia de cada vez será mayor el costo de extracción, un costo que hoy en día estamos pagando por adelantado por los efectos del cambio climático.

Dr. Maximiliano Arroyo Ulloa
USAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario